El primer desfile de campeones por parte del Licey, en los últimos seis años, fue sencillamente apoteósico.
Un domingo tranquilo, al menos en la mañana, un día después de celebrar las festividades conmemorativas a la Virgen de la Altagracia, se convirtió en la tarde en un verdadero “mar azul”, provocado por el desfile de los hoy 23 monarcas, Tigres del Licey.
Varios miles de personas, en motores, pasolas, carros, jeepetas y otros tipos de vehículos protegían los cuatro costados de los dos gigantes camiones que llevaban a los héroes de la ya famosa corona 23 de los Tigres, equipo que detuvo en cinco su racha sin gallardetes y nuevamente tomó el control de cetros obtenidos en la historia de la Liga.
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